martes, 8 de septiembre de 2009

Decalogo de teorías sobre mi soltería

Muchas veces me pregunté cuáles son los motivos por los cuáles, a esta altura del partido, sigo siendo la imagen de la soltería. He visto a muchas ir y venir pero yo siempre he estado de este lado, estoica, firme al pie del cañón, defendiendo el fuerte. Y me estoy empezando a preocupar. Es por lo anteriormente mencionado, que me dispongo a realizarle una autopsia a mi vida (gran oximoron), para ver si soy capaz autoanalizarme (chiste interno) y destejer esta madeja gigante en la que me hallo encerrada.

  1. Teoría hormonal: todos los animales emitimos esas cositas volátiles llamadas Feromonas. Yo creo que las mías están vencidas. Pasadas de la fecha de caducidad. Por eso no atraen ni a las hormigas.
  2. Teoría dermatológica: el exceso de consumo de azúcares refinados (los chocolates) hacen que mi cara se asemeje demasiado a la de un botija en la etapa de la pre pubertad.
  3. Teoría de la gravedad: el punto número dos, además, trae aparejado un aumento de grasa corporal completamente excesivo, que se deposita sin ninguna misericordia en mis caderas. Eso hace que la gravedad esté de parabienes y las atraiga indecorosamente hacia el piso.
  4. Teoría del ostracismo inducido: los puntos dos y tres hacen que la mayoría de los fines de semana, entre en crisis existenciales como son: ¡no tengo ropa para salir! ¡Todo me queda horrible! ¡Me quiero matar! Permiso, voy a abrir otro chocolate, trayendo como consecuencia mi falta de salidas a locales bailables y disminuyendo ostensiblemente mis posibilidades estadísticas de conocer a alguien.
  5. Teoría de la manzana podrida: salir, a mi edad, y por los puntos anteriormente mencionados, hacen que me sienta como una manzana podrida, caída del árbol, rodeada de manzanitas verdes, todavía jugosas. Soy la manzana que estuvo al sol, con las moscas alrededor, a punto de ser destinada a sidra (casi podrida, no se si soy clara).
  6. Teoría de la herencia: Mendel, ¡vos y tus putos guisantes se confabulan en cagarme la vida! La genética es mi perdición. Con los caracteres heredados por parte de mis dos adorados progenitores, es más probable que termine un sábado a la noche en la Colonia Etchepare en vez de en mi cama, con compañía (osos de peluche no cuentan).
  7. Teoría del trabajo excesivo: luego de laburar sin descanso, a un ritmo satánico, durante toda la semana, llegan los viernes y soy un trapo de piso. Ojerosa, demacrada, totalmente cansada y obviamente de malhumor. Los viernes duermo. Los sábados… (remitirse al punto 4).
  8. Teoría de la timidez: en realidad, esta teoría no aplicaría en mi caso. Paso a explicar por qué: para que me gane la timidez al hablar con un muchacho, el punto clave sería que el muchacho se acercara. No es mi caso, nunca vienen.
  9. Teoría del caballo: me imagino que habrán visto alguna vez a los caballos que tiran de los carritos de los hurgadores. Los animales tienen un artefacto tipo visera, que impiden que se asusten si ven algo de refilón. Solo miran para adelante. Bueno, sin llamarme yegua (algo me quiero todavía), yo tengo puesto un artilugio de similares características. Solo puedo mirar para el frente, hacia un punto fijo o mejor dicho, a un tipo fijo…. ¡Y no puedo mirar para los costados! Cuando veo las oportunidades, ya van como en 18 y Magallanes, más o menos, y los pulmones no me dan para arrancar a correr.
  10. Teoría de la suerte (o su falta): no hay que ser muy vivo para darse cuenta que ésta es mi preferida. Soy una mina sin suerte. ¿Qué se le va a hacer? Algunos nacen con estrella y otros estrellados. Yo ya nací con la cabeza rota. Ponele. ¡Qué puedo hacer yo, esta personita chiquita, chiquitita, contra el cuaderno viajero del destino de Dios! Absolutamente nada. Como dijo el gran poeta… agua y ajo (y arvejas).

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