jueves, 17 de septiembre de 2009

Dos Moto-manuales

Aaaaahhhh…. El milenio. Vino sin que el mundo implotara ni que las computadoras se desconfiguraran (que para algunos hubiera sido lo mismo), pero trajo consigo una plaga peor aún: el afterparty del posmodernismo. No solo se apodera de nuestra persona el consumismo*, sino que también la optimización del tiempo. Hacer, hacer, hacer! Varias cosas a la vez, no “desperdiciar” ni un minuto.
Solo en el momento en que estamos bajando películas en casa, música en el trabajo, dejando un lavarropas prendido y coordinando la hora del dentista mientras sintetizamos una molécula en el laboratorio nos sentimos completos, “optimizados”. Un amigo razonó una vez que el paso limitante va a llegar a ser el ser humano: hay tanta información y cosas por hacer en el mundo que el humano no tendría tiempo suficiente (en el día, en la vida, tanto da) como para abarcar todo. Su razonamiento es interesante, más no correcto. REWIND! En qué momento el Hombre pasó a ajustarse a la tecnología?? Yo sé cuando… cuando se compró un celular.
Opio de los pueblos si los hay. Pequeñas cajitas que suenan en los bolsillos y carteras de todas las personas “comunicadas” que avisan que te estás perdiendo de otra cosa. Si, si, para emergencias, para coordinar, para encontrarte… razones banales. Para mandarte un saludo en tu cumple! Por favooor... Si eso es estar comunicado, que me sangren los dedos de no mensajear!

Por suerte el mío vino con dos moto-manuales para no perderme en el intento.

*referirse a historia “Resumen de Cuentas…”



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